Transporte Público Gratuito, desafío y solución

En la portada del diario digital «El Salto» correspondiente al 14/01/2014 aparece un artículo firmado por Pablo Elorduy en el qué se trata el tema del transporte público gratuito. El texto parece motivado por el anuncio por parte de Luxemburgo de la aplicación de esta medida y de paso se aprovecha para evaluar las posibilidades de aplicarla también en diferentes ciudades españolas.

Estoy bastante en desacuerdo con las tesis y opiniones vertidas en este artículo. Creo que el tema se trata con ligereza y con más de una inexactitud.

El artículo se inicia indicando que en todos los lugares en los que se ha puesto en marcha el transporte público gratuito ha resultado un fracaso y cita específicamente el caso de Tallinn, Estonia, como un fracaso. No sé de dónde sale esta información. Hoy mismo se puede consultar en la web municipal de la ciudad las condiciones para tener derecho al transporte gratuito: estar empadronado. Quizás el adjetivo «fracaso» sea un tanto exagerado a tenor de las últimas noticias al respecto que hablan de la ampliación de la gratuidad a todo el territorio nacional. También se dice que la implantación del transporte público gratuito fue una medida electoralista del entonces candidato a la alcaldía. La realidad es otra. Lo que se prometió en campaña electoral no fue el transporte público gratuito sino la celebración de un referéndum sobre la cuestión que fue aprobado por el 75% de los votantes. El autor termina el párrafo con un lacónico «Fin de la apuesta». Pues no. La apuesta no ha hecho más que empezar. Alemania también se suma a la partida. La contaminación no perdona.

La financiación del sistema parece ser la clave. En este momento más del 50% del coste del transporte público es sufragado, en la mayoría de las ciudades españolas, a través de impuestos. En ciudades de tamaño medio como Valencia, donde vivo y conozco la situación, completar la financiación hasta el 100% es una decisión puramente política y perfectamente viable. Los informes de satisfacción que elabora la EMT de Valencia dibujan al usuario tipo como una mujer de entre 30 y 50 años, de nivel de ingresos medio-bajo o bajo que usa el transporte público para desplazarse a su trabajo. Creo que hay pocos colectivos más merecedores de atención que el colectivo de usuarias del transporte público. Desplazar desde las tarifas (paga quien usa) a los impuestos (todos pagamos porque asumimos el servicio como un bien para la comunidad) el coste remanente del transporte es una medida eminentemente redistributiva, sostenible, igualitaria y por tanto socialmente beneficiosa. Es claro que todo tiene un coste pero es clave asumir que el transporte público tiene hoy una importancia decisiva en lo social, lo medioambiental y también en la salud de los habitantes de las ciudades. No sé entiende la lucha contra la contaminación sin dar un papel fundamental al transporte público y la relación entre contaminación y salud está mas que documentada. Alguno de los entrevistados en el artículo creen que sí el transporte público se financia completamente a través de impuestos se va a establecer una competencia en el gasto con sanidad o educación. Esto no es cierto en la actualidad. La parte que hoy se financia vía impuestos no entra en colisión con la sanidad y la educación, nadie la cuestiona, nunca se ha tratado de elegir entre una cosa y otra. Salud, educación, sostenibilidad, ecología son facetas del nuevo modelo de ciudad.

El artículo cita declaraciones de diferentes gestores de transporte público. Todos hablan de dinero. Nadie parece tener interés en saber la opinión de los usuarios actuales o posibles. Nadie les ha preguntado, por ejemplo, que porcentaje de su salario dedican a movilidad… o si cambiarían sus hábitos si el transporte público fuera gratuito. La movilidad es un derecho y como tal debe tratarse. El transporte público gratuito es el reconocimiento de ese derecho a toda la población, independientemente de su capacidad económica o física. El camino lo marcan decisiones valientes como las de Estonia o Luxemburgo.

Es evidente que nos dirigimos a un modelo de ciudad que va a requerir cambios radicales en los conceptos de movilidad, de desplazamiento, de transporte… Los medios privados van a ser seriamente restringidos. Nos jugamos mucho en sostenibilidad, salud, medio ambiente y lucha contra la desigualdad. El transporte público gratuito es una solución de futuro y viable para resolver muchos de los retos que nos plantea el futuro de las ciudades.

Autor: danvidcho

Me gusta el Flamenco, la ciencia-ficción y la política. Próximo a las ideas de PODEMOS. Que nadie se lleve a engaño, soy de izquierdas.

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